South America

¿Traerá Donald Trump la paz?

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por Thierry Meyssan en Voltaire Net

Al cabo de 2 años y medio en el poder, Donald Trump está a punto de imponer sus ‎puntos de vista al Pentágono. Luego de haber puesto fin al proyectado «Sunnistán» ‎del Emirato Islámico, el presidente Trump quiere acabar con la doctrina ‎Rumsfeld/Cebrowski de destrucción de las estructuras de los Estados en los países del ‎Medio Oriente ampliado. En caso de lograrlo, volvería la paz en esa parte del mundo, ‎así como en la Cuenca del Caribe. Pero los pueblos que han sobrevivido al imperialismo militar tendrán que luchar aún por su soberanía económica.

Hace 2 años y medio que Estados Unidos aplica de forma paralela dos estrategias que ‎se contradicen entre sí, además de ser de hecho incompatibles [1].‎
 Por un lado, Estados Unidos trata de destruir las estructuras mismas de los Estados en los países ‎de vastas regiones geográficas –el Medio Oriente ampliado (o Gran Medio Oriente), desde 2001, ‎y, desde 2018, en la Cuenca del Caribe– aplicando así la doctrina Rumsfeld/Cebrowski [2], doctrina que cuenta con el respaldo del Departamento de ‎Defensa.‎
 Al mismo tiempo, Estados Unidos trata controlar el mercado mundial de los recursos ‎energéticos, en aplicación de la doctrina Trump/Pompeo, que tiene el apoyo de la Casa Blanca, ‎de la CIA y del Departamente de Estado [3].‎

En este momento, el presidente Donald Trump parece estar a punto de imponer su visión a ‎su propia administración, que sigue estando plagada de funcionarios y militares de las ‎administraciones Bush hijo y Obama, y anunciaría cuáles serán las consecuencias el 19 de ‎septiembre, en la apertura del 73º periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU: ‎el regreso a la paz en Afganistán, en Irak, en Libia, en Siria, en Yemen, en Venezuela y en Nicaragua.‎

Anunciado en 2016, durante la campaña para la elección presidencial que llevó a Trump a la ‎Casa Blanca, el paso de una lógica belicista de conquista a una lógica pacífica pero de hegemonía ‎económica todavía no se ha decidido formalmente en Washington. ‎

Pero incluso cuando se anuncie, ese cambio no podrá concretarse de un día para otro. Y, además, ‎tendrá su precio. ‎

En el caso del principal conflicto, el de Siria, se han negociado las bases de un acuerdo entre ‎Estados Unidos, Irán, Rusia y Turquía.

 No se modificarán las fronteras de Siria. Tampoco se crearán nuevos Estados –ni el ‎‎«Sunnistán» del Emirato Islámico (Daesh) [4], ni el «Kurdistán» del PKK. Pero el país quedará ‎‎“neutralizado”: las bases militares de Rusia en la costa mediterránea de Siria –establecidas con ‎el consentimiento del gobierno sirio y por lo tanto legales– serían parte de un “equilibrio” creado ‎mediante el mantenimiento de posiciones estadounidenses permanentes –actualmente ilegales ya que ‎no cuentan con el aval del gobierno sirio– en el noreste de Siria.‎

 No habrá oleoductos ni gasoductos qataríes o iraníes a través de Siria. Rusia explotará los ‎hidrocarburos sirios, pero tendrá que asociar Estados Unidos a ese proceso [5].

 La reconciliación entre los sirios recibirá el aval de Ginebra durante la elaboración de una ‎nueva Constitución por parte de un Comité representativo de las partes que participaron en el ‎conflicto.‎
 Las empresas estadounidenses tendrán que participar, directa o indirectamente, en la ‎reconstrucción de Siria.‎

El proceso preparatorio de este acuerdo sólo está comenzando. Hace 2 meses, el Ejército Árabe ‎Sirio fue autorizado a iniciar la liberación de la gobernación de Idlib, ocupada por al-Qaeda ‎‎ [6]. Estados Unidos contribuyó a la operación siria bombardeando con misiles crucero el cuartel general de al-‎Qaeda [7]. Estados Unidos ordenó además a los grupos armados kurdos ‎desmantelar sus fortificaciones en el territorio sirio que los medios de difusión occidentales ‎se empeñan en llamar «Rojava» [8]. Pero los militares ‎estadounidenses siguieron reforzando sus propias posiciones defensivas alrededor de sus bases ‎militares ilegales en suelo sirio, principalmente en la región de Hassake. ‎

Por el momento, no ha comenzado la parte económica del plan. Estados Unidos mantiene su ‎asedio económico contra Siria desde el otoño de 2017 y ha impuesto “sanciones” a las empresas ‎extranjeras –exceptuando las empresas emiratíes– que se atreven a participar en la Feria ‎Internacional de Damasco (del 28 de agosto al 6 de septiembre de 2019) [9]. La reconstrucción de Siria sigue siendo imposible.‎

Al mismo tiempo, en la Cuenca del Caribe, en junio de 2019 se abrieron discretamente ‎negociaciones entre Estados Unidos y el gobierno bolivariano de Venezuela [10]. En Washington se sigue ‎rechazando la reelección del presidente constitucional Nicolás Maduro, que tuvo lugar en mayo ‎de 2018, pero los diplomáticos estadounidense ya no denigran el chavismo ni hablan de «juzgar ‎al dictador» sino de abrir una puerta de salida al «presidente Maduro» [11]. ‎Estados Unidos está dispuesto abandonar su proyecto de destrucción de las estructuras del ‎Estado venezolano si se le invita a tomar parte en la explotación y la comercialización del ‎petróleo de Venezuela.‎

La explicación cómoda es que Estados Unidos ha desarrollado todas esas ‎campañas desestabilizadoras y guerras únicamente «para apoderarse del petróleo». Pero ‎esa explicación no tiene en cuenta todo lo que ha sucedido durante los últimos 18 años. ‎El Pentágono se había fijado como objetivo destruir las estructuras mismas de los Estados en los ‎países de esas regiones. Logró hacerlo en Afganistán, en Libia y en Yemen, lo logró sólo ‎parcialmente en Irak… no logró hacerlo en Siria, ni siquiera en parte. Sólo ahora, el petróleo ‎vuelve a encabezar la lista de prioridades. ‎

La estrategia Trump/Pompeo es una nueva calamidad para las regiones petroleras… pero es ‎mucho menos dañina que la estrategia Rumsfeld/Cebrowski, cuya aplicación devastó el Gran ‎Medio Oriente a lo largo de 2 décadas con sus decenas de miles de personas torturadas y ‎cientos de miles de asesinatos.

Thierry Meyssan

[1] «La nueva Gran Estrategia de ‎Estados Unidos», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 26 de marzo de 2019.

[2The ‎Pentagon’s New Map, Thomas P. M. Barnett, Putnam Publishing Group, 2004. «El proyecto militar de Estados Unidos para el mundo», por Thierry Meyssan, Haïti Liberté (Haití), ‎‎Red Voltaire, 22 de agosto de 2017.

[3] “Mike Pompeo Address at CERAWeek”, por Mike Pompeo, Voltaire Network, 12 de marzo de 2019. ‎‎«Geopolítica del petróleo en la era Trump», por Thierry Meyssan, Réseau ‎Voltaire, 9 de abril de 2019.

[4] “Imagining a Remapped Middle East”, Robin Wright, The New York Times Sunday Review, 28 de septiembre de 2013. ‎‎«La coalición estadounidense está dividida en materia de objetivos», por Thierry Meyssan, ‎‎Red Voltaire, 10 de noviembre de 2014.

[5] «Estados Unidos e Israel preparan saqueo ‎del petróleo en las zonas sirias ocupadas», Red Voltaire, 16 de julio ‎de 2019.

[6] «Parcialmente liberada la gobernación ‎siria de Idlib», Red Voltaire, 21 de agosto de 2019.

[7] «Bombardeos estadounidenses contra al-Qaeda en Idlib», Red Voltaire, 1º ‎de septiembre de 2019.

[8] «Combatientes kurdos desmantelan sus ‎fortificaciones en el norte de Siria», Red Voltaire, 25 de agosto de 2019.

[9] «Parámetros y principios de la asistencia de la ONU en Siria», por Jeffrey D. Feltman, ‎15 de octubre de 2017. «Rusia denuncia la diarquía en la ONU y en Estados Unidos», por Thierry Meyssan, Al-Watan (Siria), 28 de agosto de 2018. ‎‎«Comentario ruso sobre los intentos de Estados Unidos de sabotear la Feria Internacional de Damasco», Red Voltaire, 27 de agosto de 2019.

[10] «Contactos secretos entre los gobiernos de ‎Estados Unidos y Venezuela», Red Voltaire, 21 de agosto de 2019.

[11] “U.S. Offers Amnesty ‎to Venezuelan Leader, if He Leaves Power”, ‎Lara Jakes y Anatoly Kurmanaev, The New York Times, 28 de agosto de 2019.Thierry Meyssan

Thierry Meyssan

Intelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa. Última obra publicada en español: De la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump. Ante nuestros ojos la gran farsa de las “primaveras árabes” (2017).

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